Cómo controlar las emociones negativas al invertir

Invertir no es solo desembolsar dinero para obtener un beneficio, se requiere de planificación, estrategia y control emocional para obtener los mejores resultados posibles. Es muy común pensar que se trata de una actividad sencilla, aunque nada más lejos de la realidad. Por ello, muchas personas al invertir han obtenido grandes fracasos.

Arriesgar sumas de dinero en una inversión tiene como consecuencia un cambio en la forma de pensar de una persona. Las emociones pueden tomar el control y, en su mayoría, tienden a ser negativas al poder afectar la toma de decisiones. Si quieres conocer cómo evitar sucumbir ante emociones negativas durante una inversión, continúa leyendo.

Aquí encontrarás

Emociones que pueden afectarte negativamente durante una inversión

El ser humano es muy susceptible ante las emociones, sobre todo ante las negativas. Es muy sencillo tomar decisiones erróneas debido a factores externos, siendo capaces de arruinar por completo un proceso de inversión. Entre las emociones negativas puedes encontrar las siguientes:

Temor o miedo

El temor se manifiesta cuando te encuentras dentro de una situación de riesgo que puede hacerte perder mucho dinero. Es posible que seas víctima del miedo al incursionar en una inversión demasiado arriesgada o de gran pérdida monetaria en caso de fallar.

El temor puede llevarte a sufrir de estrés, que tiene como consecuencia el facilitar una toma de decisiones erróneas al invertir. También puede volverte una persona inoperante en el mundo de las inversiones al privarte de la osadía necesaria para lograr tus objetivos.

Codicia

Cuando has acumulado una buena cantidad de éxitos, la codicia te empujará a conseguir más y más, sin pensar de forma clara tus acciones. No es algo malo querer obtener más beneficios, aunque es importante saber cuándo hay que parar y pensar con la mente en frío.

Ser empujado solo por la codicia ocasionará que te separes del plan que te llevó al éxito, comprometiendo todos los beneficios que obtuviste anteriormente. No vale la pena arriesgarse demasiado para perderlo todo por una mala decisión.

Esperanza

Es una emoción que tiene su lado negativo, ya que la esperanza evita que puedas asumir un fracaso en su totalidad. Te motiva a seguir invirtiendo con la posibilidad de transformar las pérdidas en una ganancia que te permita recuperar tu dinero.

Es importante reconocer cuando has hecho mal las cosas, detenerte y cuestionar tu estrategia; ya que de lo contrario, seguirás cometiendo los mismos errores. La esperanza también puede empujarte a desarrollar una operación a mayor escala con la motivación de recuperarte, un error que puede ser terrible.

Envidia

La envidia es una de las emociones más nefastas dentro del mundo de las inversiones, llevándote a cometer acciones erróneas para obtener el éxito ajeno. Es muy diferente imitar una estrategia que ha comprobado ser beneficiosa, a desear el logro que ha conseguido otro individuo.

Debes gestionar tus recursos de acuerdo a tus posibilidades, no puedes esperar obtener resultados idénticos a los de tus competidores. Invertir en proporciones no adecuadas a tu patrimonio, puede llevarte a pérdidas enormes en caso de que no obtener resultados similares.

Frustración

Cuando has experimentado múltiples fracasos, es común caer en la tentación de realizar cambios bruscos en la estrategia. Es una medida desesperada que tiene como objetivo cambiar la mala fortuna en resultados que han estado ocurriendo.

Sin embargo, es una práctica muy ineficiente y demasiado arriesgada, donde las pérdidas tienden a ser el resultado más común. Todas las decisiones financieras deben ser realizadas con una planificación adecuada, nunca sin premeditación o guiadas únicamente por la frustración.

¿Cómo se pueden controlar las emociones negativas?

Existen muchos métodos que pueden ayudarte a no sucumbir ante las emociones perjudiciales. Un inversor siempre debe hacer cada movimiento teniendo en cuenta los riesgos del mismo y los factores que involucra. Entre los mejores métodos de control se encuentran los siguientes:

Establece las reglas que seguirás al invertir

Puedes elaborar un código personal que te permita mantener el control cuando alguna de las emociones perjudiciales te afecte. Incluye un límite para el nivel de riesgo en el que puedas verte involucrado y una tolerancia al fracaso para mantener una estrategia.

No permanezcas demasiado tiempo en una operación arriesgada, establece un límite de tiempo para estar asociado a ella. Si comienzas a presenciar pérdidas, debes saber cuándo retirarte a tiempo y cuando prever giros a favor para no dejar ir ganancias.

Evalúa el mercado sabiamente

Es bien sabido por todos los inversores que un riesgo mayor podría llevar a obtener grandes beneficios, aunque también conlleva a grandes fracasos si fallas. Muchos de los mercados de inversión poseen una conducta sumamente volátil, capaz de producir pérdidas y ganancias en solo cuestión de días.

Si no eres un inversor experimentado o acabas de tener una racha muy mala, debes mantener alejado de ese tipo de mercados. De no hacerlo, podrías sufrir grandes daños y dejar atrás las ganancias más seguras en los mercados con menos riesgo.

Disminuye la cantidad de operaciones

Para evitar sufrir demasiada carga emocional, se recomienda limitar y disminuir el número de operaciones que realices. El riesgo latente de perder grandes cantidades de dinero siempre estará molestándote, manteniéndote en constante estado de alerta y estrés.

Reduciendo el volumen de tus inversiones, no tendrás que preocuparte por fracasos de gran tamaño, sino de errores que puedes sobrellevar con facilidad. Si inviertes en múltiples operaciones al mismo tiempo, tendrás la carga de estar atento ante cualquier tipo de cambio en cada una de ellas.

No actúes de forma impulsiva

Una persona calmada, que realiza sus movimientos de forma cuidadosa y planificada tendrá muchas más posibilidades de obtener buenos resultados. Es importante que mantengas una actitud de calma, especialmente al verte involucrado en los mercados volátiles, donde la situación puede mejorar o empeorar rápidamente.

Estar calmado te facilitará una mejor toma de decisiones y evitará que te veas afectado por la codicia o la ansiedad al obtener buenos resultados. Evalúa los riesgos adecuadamente, no permitas que tus emociones tomen el control y te obliguen a arriesgar más de lo necesario con tu estrategia.

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